viernes, 11 de diciembre de 2009

¡Que paren a Confederación!


Con este emotivo llamamiento Ecologistas Plasencia expresa, una vez más, su malestar, con la Confederación Hidrográfica del Tajo ante las reiteradas y equivocadas actuaciones que, desde la óptica medioambiental, viene desarrollando en las márgenes del río Jerte. Mientras, lo más importante, o sea la calidad del agua que bebemos, deja mucho que desear.Así de claro, como les gustaría fuese la calidad del agua de nuestro río, manifiestan Ecologistas Plasencia su disconformidad con el ente gestor de la cuenca fluvial provincial.

Para esta asociación, CHT, ejecuta agresivas obras que destruyen parajes y zonas catalogadas como protegidas. Aclaran los ecologistas que toda la zona afectada se encuentra amparada como lugar de interés LIC “Sierra de Gredos y Valle del Jerte”.



Miembros de esta asociación han comprobado in situ el desmonte que se está llevando a cabo por la margen izquierda del río, en la que de nuevo se ha utilizado maquinaria pesada, cemento y tubos de gran diámetro para canalizar arroyos que discurrían de forma natural por este lugar. Asimismo, dicen haber comprobado la existencia de decenas de encinas jóvenes sanas y de un porte apreciable, arrancadas y truncadas.


La asociación ecologista no comprende cómo puede se puede tratar de justificar lo injustificable alegando que se trata de una “demanda de la sociedad.”

Para esta asociación, lo que realmente demanda la sociedad es una vigilancia más seria de los vertidos al cauce del Jerte, una solución a la eutrofización -problema añejo ya- del agua de la cual se abastece Plasencia, una mejor calidad de las aguas de baño. así como una actualización y modernización en el trato al medio ambiente, antes que la construcción de unos caminos que nadie ha pedido. Demandas todas ellas que en ningún momento la CHT, parece conocer o saber poner en práctica.


Ecologistas Plasencia cree que, en vez de derrochar tanto dinero en obras agresivas y dañinas que degradan un paisaje relativamente virgen, sería mucho mejor invertirlo en dar solución a todos los problemas anteriormente citados.

Finalizan recordando el pernicioso efecto causado por los tramos de sendero ya abiertos y encementados en las proximidades de la ciudad, fundamentalmente por la dificultad en controlar el acceso de motos y otros vehículos a motor a una zona que hasta entonces permanecía tranquila y libre del ruido y las molestias causados por los vehículos a motor.